lunes, 10 de agosto de 2009

capitulo 2: La “familia”

En ese momento lo único que fui capaz de razonar y pensar claramente fue en donde huir, no tenía a ningún familiar, así que me fui a la casa de unas amigas de la cuidad, ellas era lo más cercano a una familia real, cuando llegué a su calle, ella estaba jugando con el resto del grupo, habían varios autos lo cual me ayudaba si pasaba alguna patrulla, porque así me escondería en el momento oportuno.
Me encantaba su barrio, las casas eran tan lindas, algún día yo viviría ahí, cuando fuera grande, todas las casas tenían un estilo propio, eran todas iguales pero aún así se diferenciaban, cuando llegué a la esquina mi amiga Daniela me divisó y alzó su mano para saludarme, siempre la encontré una niña tan linda siempre andaba vestida con cosas preciosas y por supuesto su hermana también, me encantaba verlas, eran las dos tan iguales que a veces me mareaban, eran como dos gotas de agua pero a la vez como el agua y el aceite, no se parecían en nada y a la vez en todo.
─ Hola Anny ¿como estas? ─ me preguntó,
─ ¿Anny está aquí? ─ pregunto Camila─ oh! Si ya la veo, Hola Anny ven con nosotras. ─ me invitó.
Corrí humanamente a abrazarlas, aunque ellas ya sabían cuál era mi velocidad real, pero no me gustaba asustarlas, ellas eran mis mejores amigas, con las quienes pasaba arto rato charlando y chismorreando, su mama era una de esas personas que uno no puede negarle un abrazo, tan amorosas y educadas, y sobre todo amorosas, un dulce de caramelo. Las abracé ─ ¿Cómo están niñas? tanto tiempo sin verlas, vine hace unos días pero no estaban, ¿Dónde habían ido? ─ Siempre venia a verlas muy seguido, ellas eran mi única entretención, además su mama era tan amable conmigo, ella sabia mi historia de que era huérfana y creía yo vivía en un orfanato, a veces cuando llovía en el invierno, me venía para acá, ya que mi casa se inundaba, eso si los días de sol no venia mucho por la luminosidad de mi piel en esos días, no podía dejar que descubrieran nada, por temor al rechazo, no porque no quisiera.
─nos fuimos a la playa unos días que a mis papas les dieron el día libre, te extrañamos Anny─ me dijo Dani mientras me abrazaba junto a Camila, en eso vi que se acercaba otra persona más, una pequeña niñita─ hola, ¿quién eres tú? ─ le pregunté. Algo le dio miedo porque salió corriendo y entro en la casa de mis amigas.
─ Y ¿quién era ella chicas? ─ les pregunté a mis amigas.
─ Ella es nuestra prima se llama catalina, es un poco tímida, no le tomes atención, oye anda a saludar a mi mama que te ha extrañado bastante, nos tenias botadas─ dijo Cami riendo.
─ Si no sabes cuánto ha dicho, que la Anny no viene porque ya no nos quiere─ decía la Dani─ se olvido de nosotros. ─
─Chicas, ¡¿Cómo me voy a olvidar de ustedes?! , voy ahora a saludarla ¿está en la casa? ─ pregunté.
─ Si─ contestaron las dos al mismo tiempo, y corrieron hacia la casa ─mamá, ¿A que no adivinas quién vino? ─ decía la Cami,
─La Anny mamá, nos vino a ver… ¡ouch!─ le reclamo Dani a Camila ─ ¿Por qué me pegaste?
─Tonta, ella tenía que adivinar ─ le contestó Cami enojada.
─ ¿y qué tiene que le haya dicho? ─ reclamaba Dani.
─Que no tenias que ayudarla zopenca─
─ Chicas déjense de peliar, si da lo mismo─ le dije intentando calmar la situación, era increíble cómo se ponían a discutir de la nada.─ Hola tía, ¿cómo está? tanto tiempo─ dije a la mujer que se encontraba en la puerta.
─ Anny, que sorpresa, te extrañaba mucho, ya bastante, que no venias, estas más grande ─ me dijo, ella tan amorosa y tierna conmigo, si pudiera elegir a una mamá, seria a ella. En parte aquí estaba mi familia, todos me querían mucho, hasta el perro.
─si tía yo también los extrañé, vine unos días pero ustedes no estaban, así que pensé que se habían ido de vacaciones como la última vez─ dije un poco sentida, esa vez se habían ido de vacaciones por dos semanas, yo vine varios días pero, nunca estaban, llegue a pensar que se habían ido y cambiado de barrio.
─ ¿De vacaciones? Pero querida si es pleno invierno─ me dijo en tono burlesco.
─ ¿qué onda Anny? andas en la luna─ me dijo la Dani riéndose
─ Bueno, ¿qué iba a saber yo? ─ le reproché. ─ En verdad tía yo no quería abusar de su hospitalidad pero tuve un problema con una niña en el orfanato y le quería preguntar si ¿me podía quedar acá un tiempo?, le prometo que no va a ser por mucho, a lo más hasta pasado mañana.
─ Pero como me preguntas niña, esta es tú casa, claro que puedes quedarte cuanto gustes─ me dijo con un tono de lástima.

Ese día dentro de todo lo ocurrido en el bosque fue el mejor, me quedé charlando con mis amigas, comimos, bailamos; la pequeña niña que me recibió cuando llegue se fue al rato ya que la vino a buscar la tía de mis amigas, era una niñita súper simpática pero muy tímida, así que no hablé mucho con ella. De tanto tontear me agoté, en la noche la mama de mis amigas me ofreció comida a lo cual yo me rehusé, no era que no me gustara pero ya había cenado el día anterior y mi comidas no eran tan seguidas como de un día para otro, generalmente pasaban dos o tres para que yo comiera algo, además la comida humana era bastante buena. A veces.
El final del día llegó, esa familia, Mi familia, había hecho una habitación para mí junto a las chicas, era una pieza pequeña, pero era mucho mejor que el árbol donde yo solía dormir. Cuando me quedaba allí dormía como nunca, eso sí que era un lujo.
A la mañana siguiente me levante un poco tarde, dormí con lo que tenia puesto, ya que no podía abusar del cariño de esta familia y pedirles más encima que me compraran ropa, no me lo podía permitir, tengo orgullo y dignidad. Me levanté y me dirigí al living donde se encontraban todos, apenas entre todos me miraban con cara de espanto ─ ¿Qué pasa? ─ pregunté.
─ ¿Cómo has podido hacernos esto? Nosotros que te hemos querido y te acogimos con todo el amor del mundo, que te apreciábamos como parte de la familia, ¿Anny porque? ─ preguntó la mama de mis amigas con lágrimas en los ojos.
─ ¿Qué es lo que pasa?, no entiendo nada ─ pregunté nuevamente confundida, de repente se me prendió la ampolleta y me acordé de lo sucedido esos últimos dos días, me puse pálida –más de lo normal– y comencé a transpirar helado, ¿Pero cómo se habían enterado?
─ ¡Mira por ti misma! ─ Me gritó Camila, me di cuenta que todos estaban mirando la televisión, me acerque temblorosa, observe lo que no me hubiera gustado ver jamás. Mi rostro estaba ahí con el título de “extraña criatura que habita en el bosque da muerte a oficial forestal”. ¡No!, ¡porque las cosas malas me suceden solo a mí!, en aquel canal de noticias estaban dando un reportaje sobre todo lo que había ocurrido ya dos días atrás; ¿Cómo se habían enterado?
Mire de nuevo a la familia, me acerque un poco, podía sentir que estaban asustados ya que sus pulsos eran más rápidos que lo normal.
─Esto es una broma mamá, mira si suena ilógico, un vampiro ¡bah!, hablan tantas ridiculeces, cierto Anny dile, explícale que es una broma─ decía Dani, no podía creer nada.
─yo…..─ no me podían salir las palabras
─ ¡¿yo qué?! ─ me gritó, quien yo consideraba mi madre.
─ Yo jamás les haría daño─ que tonto, pero era cierto, fue lo único que logre decir.
─ O sea... ¿Qué es cierto? ─dijo, me pareció increíble que creyera algo que sonaba tan mitológico con tanta facilidad. Levanto el teléfono y marcó el número de la policía, ─ quiero hacer una denuncia─ dijo mi madre putativa, no podía ser ¡me estaba delatando!
─ les juro que yo jamás les haría daño a ninguno de ustedes, por favor, no tengo a nadie más, son mi familia─ les rogué.
─ no… no sé quién eres, como pude dejar que mis hijas se hicieran amigas de alguien tan peligroso como tú, ¿Qué eres? ─ colgó el teléfono. Ya no podía hacer nada, no les quería seguir mintiendo, ¡Eran mi familia!
─ no les gustara saber─ contesté, eso era verdad.
─ ¿Qué eres?, ¡no lo voy a volver a preguntar! ─ me dijo, mientras observaba como Dani y Cami se escondían en el regazo de su madre, me tenían miedo, mis propias amigas, me tenían miedo, nunca quise eso, ese dolor, el rechazo no se lo doy a nadie, era lo peor, ese ha sido el peor momento de mi vida.
─ El peor ser del mundo, una vampi….─ no pude terminar la palabra, por primera vez me avergonzaba de lo que era.
─ Ándate de esta casa, nadie te quiere acá─ levantó el teléfono y volvió a marcar el número de la policía.
─aló, policía, habla Mónica─ escuché la voz al otro lado del teléfono.
─Quiero hacer una denuncia, la niña, esa que aparece en las noticias, la criatura del bosque, está aquí en mi casa, calle san Ignacio numero 22, por favor apúrense temo por el bienestar de mis hijas─ ¡Demonios! Me tendría que ir, dejar este país, mi casa, mis arboles, mi bosque. Gruñí, y camine hacia la puerta, tenía un dolor dentro que era insoportable, pero ya era tarde, no podía esperar a que llegara la policía. Caminé lentamente, no quería seguir asustando a mi familia, porque yo la seguía sintiendo así, y ya no quería seguir defraudándolas, abrí la puerta salí a la calle, cerré de un portazo, el enojo conmigo misma era absoluto casi rompo la puerta de la casa, en eso oí a lo lejos las sirenas de los coches de los policías, no debían estar muy lejos, los sentía a mas o menos seis cuadras era un sonido bien fuerte, así que no lo pensé dos veces y me eché a correr no sabía a dónde iba, ni miraba el camino, iba ensimisma en todos mis pensamientos, en eso no me di cuenta y choqué con un auto policial, quedé un poco aturdida por el golpe pero no podía perder más tiempo.
El policía que conducía el auto se bajo de inmediato
─ ¡Alto ahí!, queda detenida─ decía mientras me apuntaba con el arma de servicio al igual como lo había hecho el poli en el bosque. Estaba aterrada, solo reaccioné a seguir corriendo, corrí como nunca había corrido en mis cortos años de vida.
Aterrada como estaba no había nadie quien me parara y corrí con dirección hacia el sur, hacia lo que en los mapas se llamaba Estados Unidos, me había memorizado cada uno de los países del mapa con sus estados, ciudades y pueblos. Podía escuchar la carretera a un costado, sentía los autos pasar a gran velocidad pero no una mayor que la mía, los dejaba atrás rápidamente, corrí a través de la espesura de los bosques canadienses, cada árbol una lagrima, mi vida entera desperdiciada, dos años, quizás no mucho, pero nadie tenía el derecho a quitarme nada, ¿Por qué a mí? Ya nada tenía sentido, me sentía sola, sin amigos ni hogar.
Me sentí tan abrumada, el nudo que tenía en el pecho se hacía cada vez más y más grande. El gran bosque se convirtió en una gran masa verde, la cual ya no quería mirar más.
De pronto todo empezó a darme vueltas, me sentía mareada, el aire no me entraba en los pulmones, me caí al suelo, estaba húmedo y olía mal como entre musgo, algo secante y madera pero no me importo solo me quede ahí, ya no sentía mi cabeza, ni mis mano, ni mis piernas. Ya era de noche, no sé cuánto tiempo estuve inconsciente, ¿de verdad me desmayé?, esa reacción no era algo común en mí ¿Por qué me pasó?, me levanté, estaba totalmente desorientada, ¿Dónde estaba? Era como un lugar más cercano a la carretera que podía sentir no muy lejos, ¿De verdad había pasado todo o era solo un mal sueño? Me sentía todavía con el nudo en el pecho, me paré y caminé por el camino embarrado y fangoso entre los árboles hacia donde veía algunas luces a lo lejos, camine rápidamente todavía me tambaleaba pero logré mantener el equilibrio y llegar al lugar de donde provenía aquel pequeño resplandor luminiscente, era una ampolleta en el techo de una cabina, donde se encontraba un hombre durmiendo, atrás de esta pequeña casita había una reja grande con alambres en la parte superior y un cartel que decía “frontera”, ¿Ahí terminaba Canadá?, me acerque más y pude ver hacia un costado habían mas cabinas como esta, del otro lado de la reja habían policías. Quise seguir y ver hasta donde llegaba, corrí por todo el borde lleno de arboles y vegetación, del otro lado no era muy distinto, cada unos 30 metros había una cabina, finalmente llegue al mar, nunca lo había visto en vivo, solo por televisión o fotos, era tan inmensamente grande y bello, con un tono turquesa que resaltaba su esplendor incluso de noche.
Ya no tenía nada más que hacer, solo me quedaba cruzar la maldita rejita que dividía el terreno nacional, en ese momento en el cual cruzara apenas unos metros dejaría de ser una persona en territorio nacional para convertirme en una extrajera, un ser totalmente ajeno en una patria totalmente distinta.
¿Qué iba a hacer ahora? Ya no tenía un propósito, ni una casa, ni nada, solo vagar para buscar comida, crucé hacia el otro lado de la cerca, hasta se sentía distinto, siempre pensé que cruzar los supuestos “limites” entre países era mucho más difícil, pero no, solo tuve que poner la pata al otro lado y listo.
Corrí de nuevo en línea recta hacia el sur, cuando sentí el aroma de algo o alguien, un aroma tan dulce pero no me era para nada apetecible, jamás había sentido un aroma así, se parecía un poco al mío pero era mucho más marcado y fuerte, eso solo podía significar una cosa ¡no era la única de mi especie! Habían más, no estaba sola.
La felicidad me invadió repentinamente, dentro de todo lo malo que me había pasado en estos últimos días podía sentir una pizca de esperanza para encontrar respuestas, sin pensarlo dos veces me puse a seguir el rastro, corrí como loca, nunca antes había sentido tanta ansiedad, no me importo donde estaba, si conocía el lugar o no, solo necesitaba encontrar a ese ser que tenía todas las respuestas que yo necesitaba saber.
El rastro me llevó hacia una carretera donde se encontraba un enorme cartel que decía “Seattle” en letras blancas y gordas en un fondo azul que deslumbraba en la oscuridad con flechas que indicaban seguramente el camino que los autos debían tomar para llegar a ese destino. El rastro parecía cruzar la carretera atestada de autos, lo cual me pareció alocado, no quería morir o por lo menos no ahora, menos atropellada por un carro. Mire hacia a mi alrededor lleno de árboles, no sabía que especie eran, se parecían a los que dibujan los niños para las navidades ¿pinos?... bueno, los que fueran, habían muchos y delimitaban la carretera con el resto del bosque. A lo lejos pude ver una pequeña pasarela, en realidad no estaba tan lejos, era solo la impresión, cuando llegué a ella se veía bastante venida a menos, me pregunté si era segura, aunque era de cemento tenía varias grietas que demostraban el poco uso que le daban los humanos. Ahora mirando detenidamente a mi alrededor, no había ninguna casa cerca, solo una larga carretera, árboles y… mas árboles, que lindo y variado paisaje ¿no?; empecé a dudar si cruzar o no, pero la curiosidad me estaba matando casi literalmente, era demasiada la necesidad de saber quién era, además no le pasaría nada al pequeño puente venido a menos si pasaba corriendo ya que técnicamente mis pies casi ni lo tocarían, — Ya — me dije a mi misma — Cruza rápido y no mires para abajo…en realidad no mires nada.
Que estúpido, seguramente era el único vampiro con vértigo en el mundo… si es que habían más, me reí de mi estupidez interna mental —vampira miedosa — me recriminé, solía tener platicas con yo, descubrí que soy bastante simpática.
Crucé la maldita pasarela corriendo con los ojos cerrados, esto sí que era terrorífico, peor que cuando el poli me apuntó con la pistola. Ya al otro lado de la carretera, en tierra firme de nuevo volví a buscar el rastro que estaba siguiendo, traté de divisar alguna sombra, alguna persona, algún indicio de vida, pero lo único que había ahí eran los autos que pasaban con gente dentro a unos 145 km/Hr. Promedio, me adentré en el bosque y encontré nuevamente el rastro, lo seguí todo lo que me dio la nariz y los ojos, eso era agotador, ya que a veces se perdía u otras veces daba en círculos, tenía un recorrido bastante particular, en uno de los círculos fue cuando me topé con un lago precioso en el cual se reflejaba la luna y mi cara, se veía demacrada, ¿Cuánto había pasado desde la última vez que comí? Ya no lo sabía, debían ser unos 3 días a lo mucho, no sentía hambre, quizá me veía así por las situaciones ocurridas en el transcurso de la semana, vi la luna, la posición en la que estaba ¿Qué hora seria? Ya me estaba empezando a dar sueño, pero mi búsqueda todavía estaba inconclusa ¿Qué pasaría si aquel ser, mañana ya no estuviera? Tenía que seguirlo ahora mientras todavía fuera reciente el rastro, después ¿qué caso tendría seguir una búsqueda si igual esa persona ya no estaría aquí?, tome un poco de agua del lago ya que estaba un poco sedienta, pero no de sed de hambre, si no que sed de hidratación, ¿Cómo era posible tantos mitos acerca de vampiros y ninguno correcto?, “solo se alimentan de sangre” ¡qué va!, patrañas, volví a mi misión, encontrar al otro vampiro o lo que fuera que fuese.
Corrí pendiente de cada esencia que sentía mi nariz, el rastro se mezclaba con el olor a madera húmeda y tierra propio del bosque, a través de los ¿pinos?, me sentía tan bien con el viento en mi rostro, un poco cansada, pero esta pequeña búsqueda me mantenía despierta y con la mente ocupada, así no podía pensar y tomar caldo de cabeza en todo lo sucedido, me hacia bien. Me desperté sintiendo la lluvia en mi cara ¿En qué momento me dormí?

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